junio 28, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Ronaldo ennegrece (menos rubio y más jetón)
Con un juego sonámbulo, indeciso, estéril, Brasil llega a los Cuartos de Final. A continuación veremos la zona calcárea de artificios, tranvías, insectos, la piscina de musgo soñada por Matisse. En el jardín, donde se esperaba que los brasileños reventaran de una vez la fiesta, un niño autista se aproxima a la hoguera. Espero que Kaká abra la cicatriz del siglo que prometen las aspas de su cuerpo, que Roberto Carlos lance, empape, llueva, que Robinho ahueque, que Ronaldinho ocurra, que Ronaldo desparrame su cuerpo nocturno y transfigure en uno de sus fugaces saltos al abismo la acumulación vulgar, despellejada y andrajosa que es Brasil. Luego de tantas y tan nuevas figuraciones, llega el golpe eléctrico, cae el hacha, se acumulan los goles, hasta ahora diez: siete goles rechinan de feos, uno muy lindo (Kaká vs Croacia), uno armónico (segundo de Ronaldo vs Japón), otro arrollador (Ronaldo vs Ghana). En el muelle del hemisferio, el farol se apaga. Puede que Brasil gane los últimos tres juegos y se embolse la Sexta, pero la noche tiene garras y las garras se alzarán hasta rasgar los velámenes, por muy bello que te parezca. La visión lacónica de un niño que arroja su caballo de papel al fuego.
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junio 25, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que se amujera el fútbol mexicano
Entre la eliminación de un Mundial y el inicio de otro, México juega que da pena, sus futbolistas exhiben a corazón abierto lo feos que son, el rostro lila, atónito, chupador, no circuncidado de los cimarrones. Cuarenta y seis meses dura la abstinencia, siempre. De pronto, sólo porque sí, bullen las hormonas con sus copos de nieve. Luz encaprichada moja el césped. Ante Argentina, el blindaje patentado por Salcido-Osorio-Márquez —de trazo purista, alecturado, monacal— mueve a decenas de miles en el barrio bravo a repensar valores como el curataje interno, la frugalidad, el pago a destajo, la reconciliación. Aunque estos taciturnos picapedreros, suboficiales de número ordinal no gusten a todo mundo: en San Francisco críticos de patio trasero se quejan de que amalgamas como ésta abaten el ánimo de los corporate sponsors. En las lonjas conurbadas de Munich, tejidas con cautín, se dice que los mexicanos no aportan mayor cosa y sólo restauran viejos líos de conciencia. En Italia, que lumperizan el oficio, etcétera. Ebrios los obreros, ebrias las herramientas, no veo por qué deba importarme.
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junio 23, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Fábregas chapotea retoza irrita etc
Como en 2002, la Primera Fase ha apuntalado a los españoles. Miran el estrato de las Semifinales como un símbolo concreto de la caducidad, y llegarán allí a no ser que, como en 1998, les invada el agotamiento cabrío, el mutismo provenzal y la consecuente deflación de gónadas. Los más jóvenes —Iniesta, Reyes, Fábregas— se agrupan en torno a Raúl como avutardas. La sonora avutarda evoca imágenes tenaces, opacas, todas ellas consistentes. Avutarda, un filamento inorgánico de extracción dental, un cítrico vernáculo y reconstituyente servido con alcohol en un pub, la guadaña ornamental de los últimos gentlemen. Y mira, avutarda es un ave. La Copa del Mundo no está en deuda con España, sino al revés. El último ajuste de cuentas fue con Francia (1998) y ahora los acreedores son Suecia, Holanda y la Europa del Este. No hay más. A los africanos se les retribuye con otro tipo de cosas y lo de España está en veremos.
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junio 20, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Rooney naufragó en 1815
Portentoso empate sin goles de Suecia vs Inglaterra, en Colonia, la ciudad sumergida, incontinente, con sus muros de mimbre. Corre el minuto equis desde un punto ciego y con cara de manso. Beckham proyecta un balón que pierde la ingenuidad a lo largo de cincuenta metros, zurcido al empeine de Wayne Rooney que gira, bate la campana y pifia un chut que sube la discusión a los más altos niveles de concordia. No fue gol, pero en los suburbios de mi corazón queda como la primer jugada indeleble de la Copa del Mundo. Tristemente, se le omite en el resumen final y ahora tengo que imaginármela. ¿Fue tan haragán Rooney en el acto de domar esa pelota? ¿No será que David se abstuvo de patearla, infiel a sí mismo, en un retorcijón? ¿A qué vienen los corderos, la tenue adulación, la fatiga, la anticipación de las vulvas? Mismos cuestionamientos aplican para el Technique de New Order.
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junio 17, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Saviola sorbe el mito
Tarde de eslóganes en Gelsenkirchen. Los votos de hipocondría (Román), la norma intimista (Saviola), el punch industrial (Mascherano), sensaciones que se ubican en el Harlem de la Depresión, la Norteamérica herida de los años 1930 que retrató Aaron Siskind, gente molida por dolores comunes que galvaniza la rabia con la melancolía, se da tiempo de alzar rascacielos e hilvana benditamente el jazz. Esto es Argentina. Un pasamanos longitudinal de siete ramas en cuyos extremos brotan muñones aromáticos, emulación del árbol de la cananga en la selva costarricense del que se extrae el ylang-ylang.
En apenas 45 minutos vs Sergia y Montenegro, tres lindos goles como puñetazos en la mesa. El segundo fue un tarareable joy & sorrow que el tiempo empatará, a la inversa, como voltear un calcetín, con el Gol de Maradona. Lo de Diego es la cumbre donde se resquebrajan los votos; el de Esteban Cambiasso, una naranja suspendida en el aire. La república les alienta sin advertir que, sólo por este gol, han ganado el evento. Al minuto 76, Mateja Kezman reenchufa a los suyos —no son del todo suyos, pues Montenegro se zafó del territorio serbio en las últimas horas—. Péckerman cierra el arca y reserva a Tévez y Messi para mejor ocasión, favoreciendo a Julio Cruz. Aún así, con el 3-1 definitivo Argentina coge la siguiente fase, libera sus traumas y se catapulta en un atrevimiento no visto desde que Nokia, líder finlandés del Siglo XIX en la fabricación de cableado y botas de hule, guiñó por primera vez a la telefonía.
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EL MUNDIAL PARALELO
Que Xabi Alonso observa
Se le piden arranques, cascabeles, volúmenes. Xabi Alonso observa. Lo comparan ventajosamente con calderos —Gattuso— y comecuras —Materazzi— mientras él, que se duele de los riñones, alza el mentón en dirección opuesta, pisa el balón, distensa el entrecejo, observa. En un entorno resultadista y con prisas, el fútbol de Xabi Alonso es la beatificación del cero. Importan los goles, Xabi, la fosforescencia del remate, el apóstrofe de los campeones, ¿me lees?, no el esmalte ardoroso de tu juego, la matriz que te inspira, poesía sólida. Se agotan los minutos. Observa el tabaco, la hierba. Observa los días y los puentes. Observa también a los dioses dispuestos en cualquier orden, singulares y excluyentes, lejanos y ocupados, crecidos, vecinales. Le sucedió a Ronald de Boer y al inglés McMannaman que rescataban la pelota de boulevares sucios, con diligencia, casi con cariño, al tiempo que su organismo desarrollaba un triste coeficiente de extinción. Te pierdes, Xabi. La mejor seña es que tecleo Xabi reiteradas veces y no logro disuadir al ayudante de Office que lo sustituye por Sabih, una estudiante de Hamás fabricante de bombas.
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junio 13, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Ze Roberto estaba en marzo
La ventaja de Brasil es tan amplia y se les ve tan en rumbo a ganar el Mundial, que la verdadera sorpresa será que realmente lo ganen. De ahí que, según las combinaciones en Octavos de Final, sea presumiblemente la República Checa quien se deshaga del campeón. Brasil tiene a su favor el aroma de los jamones, un movedizo punto de inyección, razones decimonónicas en la gambeta de Ronaldinho, un ataque fraccionado en tres columnas y el despliegue generoso, abrasivo de Ze Roberto y Émerson en labores de canotaje a diez brazos. La algarabía de sus jugadores parece inmunizarlos contra el gigantismo y sus metáforas, pero, ¡las cosas que se dirán si este Brasil sale de la competencia!
¿Qué requieren los checos? Faros de niebla. Si Ronaldo se pierde, surgen Adriano, Robinho, Fred, y ultimadamente siempre estará Pelé con sus inolvidables doce goles. En cambio, perdidos Ze Roberto y Émerson se abre la traquea del equipo, se escapa el oxígeno, se va la vida. El medio campo de Brasil será un socavón definitivo de pecados carnales. El túnel oscuro y gigantesco de lodo y líquenes por el que escapan aves ruidosas, breves, fugitivas, desparramadas en una nube de puntos vivos que hechizan el Atlántico, mojan el continente, se endulzan el arabesco en la luna menguante y vacían su escandaloso torrente en las montañas nayaritas.
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junio 11, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Inglaterra es un acierto dramático
La rosca de Beckham es un chut reverberante en diminuendo que sobrevuela los cafetales del área como patrimonio de la humanidad. Armado para safaris y heptatlones, Frank Lampard encierra la velocidad en su cabeza, recibe la pelota, limpia el entorno, carga cartucho y establece el umbral de encañonamiento en un chasquido que deja nubecillas de pólvora. Más allá, un altocampista con habilidades de enano posee 36% más tendones y 22,1% menos fatiga en los mismos que el británico común y corriente —las proporciones de Steven Gerrard son para quejarse ante FIFA—. Joe Cole se manifiesta en ráfagas, mentiroso, bucanero, balsámico. Por hablar sólo de especies y panes. Ferdinard, Carragher, Terry, Owen y Rooney constituyen el resto del pleonasmo. Con su mejor plantilla desde 1990 —te extraño, Gazza— los ingleses se han llenado la cabeza de pájaros. Si digo que acquittance, assurance y affordability brotan del mismo arrecife, debes creerme. Al final de este párrafo comenzará a llover.
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junio 8, 2006
EL MUNDIAL PARALELO
Que Ljungberg atrasa los relojes
No entiendo qué habría sido del Arsenal rompedor de Arsene Wegner (enfáticamente, de 2001 a 2004) sin tamaño pulmón. Fredrick Ljungberg, si no lo recuerdas, es la inesperada esquina en casa de los rosacruces. Wegner —visionario mal enfundado en la historia del fútbol— hizo de una orquesta inerte la máquina de sangre trémula que todos admiramos. Tensaba la ballesta Tony Adams asido de Dixon y Cole; inyectaban veneno o antibiótico Pires y Parlour, según el caso; mordían Henry y el corvette Sylvian Wiltord. ¿Qué hay de Kanu? La astucia anómala. ¿Y de Bergkamp? Las ganas de llorar. Desde el vientre, como mediodía del equipo, Patrick Vieira y Ljungberg cegaban y segaban al rival que para entonces chillaba por un albergue. Se dice Liúmber en garganta española, persuasiva y melódica como la cara de esta fuente con peces flacos e improbables que la circundan. Y dale con el agua, Javier, que anticipa pero no revela la naturaleza exacta de sus formas.
Que Ljungberg atrasa los relojes
No entiendo qué habría sido del Arsenal rompedor de Arsene Wegner (enfáticamente, de 2001 a 2004) sin tamaño pulmón. Fredrick Ljungberg, si no lo recuerdas, es la inesperada esquina en casa de los rosacruces. Wegner —visionario mal enfundado en la historia del fútbol— hizo de una orquesta inerte la máquina de sangre trémula que todos admiramos. Tensaba la ballesta Tony Adams asido de Dixon y Cole; inyectaban veneno o antibiótico Pires y Parlour, según el caso; mordían Henry y el corvette Sylvian Wiltord. ¿Qué hay de Kanu? La astucia anómala. ¿Y de Bergkamp? Las ganas de llorar. Desde el vientre, como mediodía del equipo, Patrick Vieira y Ljungberg cegaban y segaban al rival que para entonces chillaba por un albergue. Se dice Liúmber en garganta española, persuasiva y melódica como la cara de esta fuente con peces flacos e improbables que la circundan. Y dale con el agua, Javier, que anticipa pero no revela la naturaleza exacta de sus formas.
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Que Wanchope escribe en letra clara
Paulo Wanchope se ve atrapado entre dos espejos que multiplican su rostro de polizonte a lejanías boscosas. Uno de ellos es la facha elegante, adoquinada, de muerto fresco, y el otro es emblematizar muy a pesar suyo la saludable estampa del Caribe. Como árbol frutal que es, se ha dejado arreciar por el vendaval insostenible de Alemania en la inauguración del certamen y lanza a sus compañeros en tropel a la Segunda Fase. El aguacero hincha su estupendo forraje, desprendiéndosele granadas e higos. Eso del muerto fresco hace pensar qué mueve a los espíritus a gemir y jalonear pantuflas en su tiempo libre, en vez de, no sé, adentrarse en la urbanidad subterránea de los termiteros, aligerar los isótopos de uranio o darse un cara a cara con el calamar gigante, cita exclusiva de las ballenas esperma mil quinientos metros al fondo de las Antillas domadas.
Que Zlatan es una caña ardiente
Sin temor a dañar el entorno y divirtiéndose como en un prado, el niño Zlatan conduce una pelota en la recámara de los abuelos donde todo es quietud, transparencia, fina cristalería, vasijas de Lladró. La recorre veloz, y en silencio. Los chicos del parque no juegan con él porque su fútbol es un elemento inestable que da comezón en los cachetes. ¿Cuándo sabrá el niño Zlatan si ese cuerpo larguísimo, quebradizo, sirve para algo? ¿Bajo qué luces? Como futbolista es sumamente extraño. Como imagen plástica, debería disculparse y arrancar esa fresa que le queda lejísimos, en la punta del pie. Su mundo paralelo es la liga de Kolob, una estrella remota de cristales y géiseres donde, según la teología mormona, vive Dios.
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